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El Alcance de la Crisis Universitaria Venezolana


#SOSULA, #SOSUniversidadesVenezolanas, #SOSUniVe, #CrisisUniVe #AjusteSalarialYa, son sólo algunas de las etiquetas que los trabajadores y estudiantes universitarios han posicionado en las redes sociales, para dar a conocer el estado crítico en que se encuentran sus instituciones. Una situación desconocida para un gran sector de la sociedad, que fue revelada en el año 2013, cuando un grupo de Ulandinos inició el SOS-ULA, la protesta más creativa y efectiva que se haya visto en universidad venezolana en años; y que fue acompañada por otra jornada de protesta, que marcó la vida de muchos, por el grado de entrega a los ideales: la huelga de hambre #LaVidaXLaEducación. Una protesta realizada por más de 30 días por un grupo de universitarios, entre los cuales se encontraron Jorge Arellano, actual Presidente de la Federación de Centros Universitarios, Luz Moreno, Profesora Jubilada de la Facultad de Ingeniería, y Reinaldo Muñoz, Párroco Universitario. Es necesario recordar que la protesta condujo a la eliminación de cláusulas de la Primera Convención Colectiva Única para los Trabajadores Universitarios, como la que pretendía la implementación de un sistema de adoctrinamiento político de tendencia socialista.

Hoy, dos años más tarde, la situación universitaria es aún más grave. La hiperinflación ha disminuido el poder adquisitivo del trabajador universitario a un nivel nunca visto: más del 60% de la nómina Ulandina, incluidos empleados con varios títulos universitarios y profesores instructores con maestrías, ganan sueldo mínimo. Este desbarajuste, que desprecia los méritos académicos, pone los salarios de los universitarios, desde obreros a profesores titulares con doctorado y más de 20 años de experiencia, entre 1 y 2.5 veces el salario mínimo. Con una rápida revisión puede notarse que esta situación se replica en todos los gremios profesionales del país: maestros, enfermeras, médicos, policías, etc.

Sin embargo, cabe acotar que la mala situación salarial de los universitarios no es de fecha reciente. Es consecuencia del desconocimiento por parte del Gobierno desde el año 2003, de las Normas sobre Homologación de Sueldos y Beneficios Adicionales de los Miembros del Personal Docente y de Investigación de las Universidades Nacionales (G.O. No.32539,17-08-1982), que claramente establecían que: ¨Las tablas de sueldo serán revisadas por el Consejo Nacional de Universidades cada dos (2) años y se tomará en cuenta como criterio para su modificación el índice promedio del costo de la vida durante los dos (2) años anteriores, según los datos del Banco Central de Venezuela (BCV)… ¨ La última tasa de inflación reportada por el BCV para Diciembre del 2014 fue de 60%. El aumento salarial de Mayo del 2015 de profesores asistentes a titulares fue sólo del 30%.

La situación no es distinta en cuánto a lo que se refiere al sector estudiantil, las becas estudio, becas trabajo y remuneraciones para preparadores oscilan entre 1500 Bs y 2000 Bs mensuales, algo que hoy en día no alcanza ni para comprar dos pollos, y que obviamente no cubre el costo de alquiler de una habitación en Mérida, y ni siquiera cubre los costos de fotocopiado del material de estudio, o de un libro texto.

Sin ir más allá, es fácil ver entonces, por qué ahora, la crisis económica es el tema de conversación reinante en los pasillos de las universidades. Y es que permanecer en una universidad, como estudiante o trabajador, es una prueba de fe y una muestra del compromiso adquirido con ¨la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre¨, como lo establece la Ley de Universidades vigente.

Sin embargo debe repetirse hasta que sea ampliamente conocido, que la crisis universitaria no sólo se trata de un ajuste salarial o de un ajuste de las providencias estudiantiles. Es mucho más grave. Se trata de un déficit presupuestario, que desde 1994, ha obligado a ¨las universidades nacionales, a mantenerse en crisis y a sobrevivir por medio de auxilios financieros, otorgados a discreción del Ministerio de Educación Superior y de créditos adicionales¨. Se sabe que el 90% de los montos asignados se usa para pago de salarios, y sólo un 10% para funcionamiento (es decir, materiales, servicios, reparaciones, mantenimientos, y reposición de activos). Con una inversión prácticamente nula en el acondicionamiento físico y tecnológico de los espacios universitarios, en estos últimos 21 años, hemos llegado al punto de ¨cierre técnico¨. En la Escuela de Ingeniería Química de la Universidad de Los Andes, por citar un ejemplo bien conocido, sólo para el funcionamiento de los laboratorios docentes, se requiere (a precios de Mayo, 2015) de casi 2 millones de Bolívares, y sólo se cuenta con 70000BsF. Actualmente se encuentran dañadas o sin insumos, las fotocopiadoras de los departamentos, y del servicio de publicaciones de la Facultad de Ingeniería. Los costos de reparación superan con creces, lo ¨presupuestado¨ para tales emergencias. No hay papel ni marcadores para la impresión de exámenes o el dictado de clases.

Se suma a lo anterior, la entrada en vigencia de la nueva Ley de Contrataciones Públicas (G.O. No. 6.154, 19/11/2014) creada para ¨ejercer una contraloría de los recursos del Estado¨, y que exige entre otras cosas, para la contratación para la adquisición de bienes y la contratación para la prestación de servicios que el proveedor esté inscrito en el Registro Nacional de Contratistas, y la centralización de sus pagos. En el Consejo Universitario del día 06/07/15, la Lic. Elda González, Presidente de la Comisión de Contrataciones de la ULA, explicaba las dificultades que acarrean las nuevas disposiciones, en el momento de efectuar la compra de equipos y mobiliarios, para los que se requieren, entre otras cosas, el permiso de la Vice-Presidencia de la República. Aunado a esto, el representante del Ministro de Educación Universitaria ante el Consejo Universitario de la ULA, manifestaba que la planificación de los recursos requeridos para funcionamiento debía hacerse a dos años. Algo imposible de hacer cuando la tasa de inflación, impide a los proveedores mantener las cotizaciones para servicios y productos por más de 3 días.

Para hacer mención del efecto de la hiperinflación ejerce sobre el funcionamiento de nuestra escuela, podemos decir que el monto recibido por el cuarto lugar en la Convocatoria del 2008 del Premio Andrés Bello Estímulo a la Calidad del Pregrado, permitió adquirir 30 computadores de escritorio, con los cuales hemos logrado incorporar las herramientas computacionales en el dictado de los cursos de Matemáticas Especiales, Termodinámica Aplicada, Operaciones Unitarias III, Cálculo de Reactores, Dinámica y Control de Procesos y Diseño de Plantas, atendiendo entre el 100% y el 90% de los estudiantes de las secciones. Cuatro años más tarde, recibimos un monto superior al lograr el primer lugar en la Convocatoria, y sólo alcanzó para la compra de repuestos para electrodos de medición de pH.

El futuro de las universidades, en especial el de nuestra Alma Mater con 230 años de gloriosa historia, es incierto. Sólo en nuestra Escuela hemos perdido 8 profesores en los últimos años, todos ellos con menos de 35 años de edad, y cinco con estudios de doctorado y casi 10 años de experiencia. Tenemos 12 cargos vacantes para profesores instructores y asistentes, que han quedado desiertos en varios llamados a concurso, por lo poco atractiva que es la remuneración.

Entonces ¿qué podemos hacer para evitar el colapso de nuestra institución? Lamentablemente nada de forma directa, pues no está en nuestras manos. Difundamos esta información a la comunidad, la gran mayoría de la población no conoce el problema. Casi todos piensan que los universitarios están bien remunerados y que sólo se preocupan por obtener más sueldo. Infórmale a tu vecino cuál es la crisis universitaria. Cuéntale con calma cuál es tu realidad.

Pero … ¿qué podemos hacer por nosotros? La respuesta es siempre la misma Carpe Diem. Aprovechemos cada segundo del día para ser mejores seres humanos, verdaderos venezolanos. Estudiemos y trabajemos por la excelencia con honestidad y disciplina. Seamos y continuemos siendo, la Venezuela Posible.

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